viernes, abril 10, 2009

La aquiescencia o el consentimiento para desmantelar el Estado Mexicano



Fecha: sábado, 4 abril, 2009, 12:55 am

La aquiescencia
Luis Javier Garrido
La Jornada
 
La soberanía e independencia de México están amenazadas como nunca en nuestra historia reciente, y las últimas iniciativas de la administración de Obama lo siguen poniendo de relieve.
1. El beneplácito dado por Los Pinos al ideólogo de origen cubano Carlos E. Pascual, experto en desmantelar estados nacionales, como embajador del gobierno de Barack Obama en México, según anuncio hecho por la Casa Blanca el 25 de marzo, marca un paso determinante en el rápido proceso de claudicación que han tenido los gobiernos panistas al abdicar ya abiertamente de sus responsabilidades nacionales y abrirle a Washington la vía para una intervención cada vez más abierta y directa en la toma de decisiones.
2. El perfil político del que está a punto de convertirse en nuevo embajador de Estados Unidos en México trastoca por completo las prácticas diplomáticas usuales, pues no es sólo un funcionario con un perfil intervencionista, como pudieron tener otros embajadores estadunidenses recientes en México –Joseph John Jova (1974-1977) o John Dimitri Negroponte (1989-1993)–, o carente de experiencia diplomática –como Julian Nava (1980-1981) o el actor John A. Gavin (1981-1986)–, sino que se trata de un teórico ideologizante del modelo político neoliberal, que se ha ido edificando como un corolario del económico, y que ha preconizado y puesto en práctica la deconstrucción de los estados nacionales, calificándolos de "inviables" o "fallidos", para dar paso a un control de los países clave para Washington, que a su juicio no pueden ni deben tener una capacidad soberana para definir sus políticas.
3. El simple currículum del que está siendo llamado a ser el embajador de Obama en México habría bastado para que en términos de los usos y costumbres diplomáticos actuales el gobierno mexicano se negase a aceptar este embajador de perfil intervencionista, pero al parecer la decisión que aceptaron los dos funcionarios que deciden estos asuntos, el embajador del gobierno de facto en Washington, Arturo Sarukhán, y el asesor de Los Pinos en Política Exterior, Rafael Fernández de Castro –que parecen responder más a los intereses de Estados Unidos frente a México que a la inversa, como sería de esperarse–, fue determinante, dado por sentado el entreguismo de Calderón y el papel inútil que desempeñan la secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa, y el Senado de la República.
4. Pascual –quien nunca ha ocupado un cargo relacionado con América Latina, y que para imponer el modelo neoliberal del cual es fanático ha preconizado, según la nota de La Jornada del 27 de marzo, la necesidad de "cambiar el tejido social de las naciones" y crear estados "orientados hacia el mercado", ufanándose de haber contribuido a desmantelar la Unión Soviética– tiene como su más preciado galardón haber intervenido de manera determinante como embajador de Estados Unidos en Ucrania, entre 2000 y 2003, en el proceso interno de ese país que condujo al poder a la Revolución Naranja, que propició la ruptura con Rusia y la entrega de los recursos estratégicos ucranianos a Estados Unidos.
5. El proyecto político que el doctor Pascual ha ido definiendo desde entonces, y que ha supuesto integrar una lista de países de alto riesgo con la misión de impulsar en ellos "una deconstrucción preventiva", supone crear equipos para abocarse a estas tareas, que deben estar a cargo de empresas privadas y al mismo tiempo multiplicar los grupos de ideólogos para controlar a la opinión nacional: lo que ya se ha venido haciendo en México bajo la administración espuria de Calderón. Todos los estados nacionales son en su lógica "fallidos" y, por consiguiente, hay que desmantelarlos para entregar sus funciones a los organismos financieros internacionales (controlados por Washington) a las propias agencias del gobierno estadunidenses y a corporaciones privadas de cada país.


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