sábado, septiembre 30, 2006

NACIF RECLAMA A LYDIA CACHO

NOTEN EL CINISMO CON QUE SE COMPORTA ESTE MOUNSTRUO PEDERASTA. LA IMPUNIDAD SIGUE. POR QUÉ NO SE LE PERMITIO A LYDIA EL CUESTIONAMIENTO?. PARA QUÉ ENTONCES EL CAREO?
 
 
Sábado 30 de septiembre de 2006

Solecito Se negó el careo constitucional; la periodista, impedida de cuestionar al empresario

"Ya basta de tanta asquerosidad", reclama Kamel Nacif a Lydia Cacho

Solecito La defensa de la acusada solicitó trasladar al Distrito Federal la causa por difamación

HUGO MARTOCCIA CORRESPONSAL

Cancún, QR, 29 de septiembre. "Me convertiste en un monstruo", dijo Kamel Nacif a Lydia Cacho en el primer careo procesal entre ambos, realizado este viernes en el juzgado primero penal de Cancún. "Ya basta de tanta asquerosidad", agregó el empresario, quien en algún momento de la diligencia estuvo a punto de perder los estribos.

El careo, que se inició alrededor de las 10 horas de este viernes, tuvo algunos momentos de tensión cuando el empresario gritó a la periodista: "Yo no tengo nada que ver con esas acusaciones, pruébelo, señora; pruébelo en los tribunales, no en los medios; ya estoy cansado de sus asquerosidades".

Lydia Cacho había preparado 140 preguntas para interrogar a Kamel Nacif, pero al no ser aceptado un careo constitucional (en el cual participan solamente los involucrados directos en el proceso) debió conformarse con leer un escrito con el que defendió la veracidad de los hechos relatados en su libro Los demonios del edén, y negó que haya actuado con dolo.

"Como el libro que escribí se encuentra plenamente respaldado en constancias judiciales y de investigación de delito, resulta imposible en la especie la existencia de la figura fundamental para el ilícito, que es el dolo", dijo la escritora.

Luego de que Lydia Cacho leyó su postura, Kamel Nacif le respondió: "Ya basta de tanta asquerosidad, me ha hecho un monstruo con sus mentiras y sus asquerosidades".

Más cercana a la Virgen de Guadalupe

Además, dijo que la acusada no ha mostrado una sola prueba de las denuncias que hace en su libro. "Que no trate de destruir a una persona sólo porque es Lydia Cacho, más cercana a la Virgen de Guadalupe", dijo el empresario.

De su lado, la periodista expresó que ni Kamel Nacif ni el empresario Hanna Juanito Naked y el contador Miguel Echeverría, quienes también participaron en la diligencia judicial, pudieron comprobar el daño moral y económico que, aseguran, sufrió el primero luego de la publicación de Los demonios del edén.

Al término de la diligencia judicial, Kamel Nacif tuvo un breve encuentro con la prensa, a la que dijo son "irreparables" los daños económicos que sufrió, pero se retiró de inmediato cuando se le preguntó cuáles eran sus acuerdos comerciales con el ex gobernador Joaquín Hendricks.

En tanto, el abogado defensor de Lydia Cacho, Xavier Olea, afirmó que en el careo se demostró que Nacif ha caído en contradicciones, ya que, por ejemplo, reconoció que es amigo del presunto pederasta Jean Succar Kuri.

Además, pidió el traslado del proceso por difamación en contra de su defendida a un juzgado del Distrito Federal, porque consideró que allí se inició la causa, debido a que es el lugar donde se editó, presentó y difundió el libro de Lydia Cacho.

A raíz de la presentación de Los demonios del edén, Kamel Nacif demandó en Puebla por difamación y calumnias a la periodista, aunque el segundo delito fue retirado cuando la causa se radicó en Quintana Roo.

El próximo miércoles el juez primero penal deberá decidir si se declara incompetente en esta causa, pero en caso de no hacerlo la defensa de Lydia Cacho recurrirá al amparo.

Durante el careo, el empresario Kamel Nacif criticó esa estrategia de la defensa. "Me acusa de tráfico de influencias, pero el tráfico de influencias es de ella -dijo-; pidió que la causa se sacara de Puebla y le quitaran el delito de calumnia, y ahora tampoco confía en las autoridades de Quintana Roo".

Asimismo, Olea pidió al juez que llame a un careo constitucional entre las partes, para que se puedan realizar todas las preguntas que deseen y exista la obligación de contestarlas.

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